Es uno de los mitos famosos del Llano colombiano y venezoloano. Se representa como un personaje muy flaco y alto que deambula con un costal al hombro, en el que introduce los huesos de los que asesina. Deambula errante por las sabanas después de haber asesinado a su padre. Alguna versión también lo presenta como un jinete con capa oscura y su montura que deambula por el llano, que sale en las noche y le silba a quienes pretende asustar, generalmente borrachos y mujeriegos.
Usado así en Colombia
"El silbón si existe y a mi me consta...."